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Las ventas de cine no son consideradas ventas minoristas, las entradas de cine se cuantifican como una actividad recreativa y de entretenimiento que forma parte de un amplio grupo de opciones de gastos que hacen las personas, pero en Colombia es casi imposible imaginar un nuevo centro comercial de dimensiones importantes sin una buena oferta de cines.

El mejor lugar y mayor aglutinador de retail (tiendas minoristas) es el centro comercial porque es un lugar que en las ciudades permite promover encuentros casuales con los vecinos y conocidos, son las nuevas plazas de los pueblos, son un punto de reunión y encuentro de las personas.  Estas personas se pueden clasificar como “Shoppers” o “Buyers” los primeros por lo general son mirones que navegan las tiendas y los segundos son los compradores, que son casi siempre menos que los primeros.

Los “Buyers” o compradores siempre han sido los más importantes para las tiendas minoristas y un elemento que los desarrolladores inmobiliario identificaron hace años es que las tiendas de centros comerciales con cines facturaban mucha más que los que no tenían,  porque quien va cine tiene tiempo para una actividad que le tomara varias horas del día, ya está predispuesto a gastar, a darse una indulgencia, un premio y ese condicionamiento le da libertades para explorar con sus sentidos otras necesidades que seguro desea solucionar.  La necesidad más obvia es la alimentación.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, uno podría concluir que un centro comercial con cines permite atraer más personas con el objetivo de gastar, pero porque las ventas de entradas a cines en un mismo centro comercial han caído en los dos últimos años.  Por ejemplo de acuerdo a la información publicada de los 5 principales operadores de cines las ventas de entradas anuales de los mismos cines comparados entre el año 2017 y 2016 bajaron un 6,3%. En español significa que las salas de cine alrededor de su casa vendieron 6,3% menos entradas en un año. Con un agravante todavía mayor en mucho de los cines del país el precio de la entrada no creció al mismo ritmo de la inflación y en algunos casos la entrada hoy en día es más barata que en el año 2016.

Antes de entrar a la discusión de porque los cines han perdido el encanto quiero llamar la atención de todos y es que hemos perdido contacto con los clientes de nuestras marcas, lo cual es importante para la sobrevivencia de las empresas.  Los “Buyers” no solamente se atraen con cines a los centros comerciales, eso es otra cosa que los desarrolladores inmobiliarios saben hoy en día y se debe tener en cuenta cuando se busca un espacio físico para llegar a sus clientes.

Un “mall” o centro comercial tiene como finalidad conseguir crear una experiencia comunal entretenida y todos los minoristas hemos entendido este mensaje a las malas los últimos años, como también hemos comprendido que diferentes clientes quieren diferentes experiencias.  Los cines en general no han comprendido la importancia de la experiencia y cada vez que pueden hacen lo contrario de lo que el cliente le está demandando, para mi sorpresa no entiendo como no han caído más en la venta de entradas por sala.  Con lo cual me atrevo a decir que los cines están entrando en territorio zombi, donde no hagan algo rápido los va morder y todos sabemos lo que pasa cuando eso sucede.

Lo primero que va en contra en la experiencia de compra en un cine son los primeros 10 minutos en silencio mientras llenan la sala y después los 15 o 20 minutos de cortos, ponga a un comensal de un restaurante a esperar ese tiempo adicionales y le cuento lo que le pasa hormonalmente, nada bueno porque usted debería estar generando sensaciones positivas, a usted como cliente que le importa el comercial de fumigación o la tienda cara de palomitas de maíz donde lo acaban de atracar.  Los trailers de las próximos estrenos los amo, pero el resto?

La gente puede ver películas en casa de muchas maneras. Las películas se pueden comprar en cualquier momento desde Amazon, Netflix y otros.  Se pueden transmitir, descargar u obtener a través de DVD y otras tecnologías.  Si uno puede esperar un poco los últimos lanzamientos de los grandes estudios están disponibles en línea. Los consumidores nunca han tenido tantas alternativas de sentarse en su casa para ir al cine.

Los estudios grandes han sido capaces de conservar sus ingresos desarrollando películas de acción con secuelas, las cuales vende a precios más altos y haciendo ventas directas a través del canal digital.  Aun así cada vez menos personas acuden a las salas de cine en el mundo.  Muchos teatros han remodelado sus salas haciendo sus sillas, más anchas, más cómodas, con mayor espacio para las piernas y proporcionar una sensación de evento 5 estrellas, en lugar de una experiencia de vuelo en clase económica.  En teoría eso justifica un precio más alto, pero los precios no parecen justos porque las gaseosas y las palomitas de maíz pueden terminar valiendo más que una comida buena en un restaurante o que las mismas entradas.

En resumen el número de entradas vendidas disminuye, a pesar del aumento de la población, a ciudades más densamente pobladas por metro cuadrado, al aumento de empleados pertenecientes a la generación del milenio, parece que la batalla para que más personas visiten las salas de cines se comienza a perder porque las empresarios no conocen a sus clientes y no les están dando lo que quieren.  En él entre tanto incrementar los precios de las entradas en un entorno con opciones ilimitadas para una misma necesidad no hace ningún favor, porque las propuestas no están pensadas a partir de los clientes, sus necesidades y sus posibilidades económicas.

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